Nace en la ciudad de México en 1898, es hija de Antonio
Rivas Mercado, arquitecto mexicano cuya obra más importante fue el
monumento del Angel de la Independencia.
Desde pequeña estuvo en
contacto con intelectuales y artistas, ya que su padre fue director de
la Academia de San Carlos. En su casa en la calle de Héroes de la
colonia Guerrero, Antonieta vive intensamente los últimos años del
régimen de Porfirio Díaz, la Revolución y el México nuevo. Viaja a
Europa por primera vez cuando acompaña a su padre a París para
supervisar los últimos detalles de las esculturas para el monumento de
la Independencia.
Durante ese viaje conoce los museos más
importantes y asiste al ballet, la ópera y el teatro. Estudia inglés y
francés y llega a dominar ambos idiomas. Durante los años más difíciles
de la Revolución, Antonieta vive en Europa y conoce el teatro de
vanguardia, al volver a México, muere su padre y Antonieta hereda una
gran fortuna.
Es amiga de importantes pintores como Diego
Rivera y Manuel Rodríguez Lozano. Con ese gran entusiasmo que muestra
por la cultura, establece en su nuevo domicilio en la colonia Roma los
salones literarios y después con el grupo de escritores llamado los
"Contemporáneos" funda el teatro Ulises, en 1928, donde presentan por
primera vez en México el llamado teatro experimental.
Antonieta patrocina, traduce las obras, actúa en
ellas y algunos has señalado sus dotes de actriz y su extraordinaria
voz. También patrocina una orquesta, que más tarde sería la Sinfónica
Nacional. Conoce a José Vasconcelos y se incorpora a su campaña política
por la presidencia de la República. Escribe la crónica de la Campaña y
se piensa que también escribió varios de los discursos del candidato. En
esta campaña gasta la mayor parte de su fortuna. En 1929 Vasconcelos es
derrotado y Antonieta Rivas se exilia en los Estados Unidos.
Escribe varios artículos, y en Nueva York conoce
a Federico García Lorca, quien le toma aprecio de inmediato. Más tarde
viaja a París donde escribe para ganarse la vida, casi no tiene fondos y
vive en condiciones muy austeras. Antonieta padecía de crisis
depresivas, al parecer a consecuencia de un accidente; en París, después
de reunirse con José Vaconcelos, se suicida en la catedral de Notre Dame
a los 31 años de edad.
Además de su gran labor como mecenas y promotora
del arte en México, Antonieta fue una escritora moderna, de vanguardia,
sus artículos son de gran calidad y es la promotora de la literatura
feminista en el país; si hubiera dedicado más tiempo a su labor
literaria, seguramente seríía una de las grandes escritoras de este
siglo.
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